Cuentan los ancianos de Burunchel que antiguamente vivía en este pueblo pueblo una mujer muy querida llamada Elvira. Esta entrañable mujer ya estaba entrada en edad y desde muy joven decía temerle muchísimo a la muerte.
Transcurrieron los años y llegó la temida Guerra Civil que poco a poco se adentraba en Andalucía. Elvira nada más enterarse que la guerra había comenzado cogió una cesta de mimbre con unos cuántos víveres y emprendió rumbo a la sierra, al parecer hacia una cueva muy cercana a Burunchel que por sus características era imposible que le encontraron, por lo que estaría a salvo hasta que se diese fin al conflicto.
Pasaron los años y la guerra acabó, todos los vecinos se preguntaban dónde estaba la tía Elvira, incluso la buscaron incansablemente por toda la sierra para darle la noticia de que la guerra había terminado.
nada se supo en el lugar hasta que una noche, un vecino se encontró a una anciana mujer que desprendía una leve luz, llevaba consigo una cesta e iba recogiendo setas en la zona del control de Burunchel, este hombre le preguntó que quién era, pero ella le advirtió:
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